Muy alto

  
«Así es como se muere la amistad y el amor»

I - Todo se ve hermoso desde aquí

Me llevas cada vez más alto.
Dibujas en mi tiempo los días;
los haces parecer capítulos de una historia vacía
o de una obra de teatro
que nadie sabrá cómo termina.
Haces que parezca que me encuentro con vida,
¡no porque respiro estoy realmente vivo!

Me diste un par de grandes alas
para que con ellas al tercer cielo volara.
Me diste una nube suave
que me lleva sobre hermosos mares;
una sonrisa gigante que está puesta en mi cara,
¡apenas cabe!
Cada día apareces y me espantas los males…
Cuando estás tú,
mi mundo se cubre de luz…

Pero nada de lo bello que hay aquí es eterno;
sé que pronto llegará aquel día funesto
en que la devastación fría me haga caer enfermo
y termine mi llanto amargo de ahogar todo esto. 
  
  
II - La pelea del final

Combatiste con indiferente silencio mi ira;
no notaste que desde antes, yo mismo la combatía;
esta nunca te tocaría.

Al notar tu ausencia, silencié mis pensamientos también
y tragué cada palabra de afecto que había hilado para ti.
De la madeja mal trecha, intente rescatar un aliciente
para seguir respirando; solo encontré una nota suicida
que dejó una amistad perdida.

En aquella declaración dolorosa decía:
«el silente maquinar de mis sentimientos más profundos
ha contagiado mi alma y ha adormecido mi cuerpo eternamente».
Quizá sea mejor así:
con un lúdico juego, te escondes y…
también intento ocultar la tristeza que en mi cara es evidente.

No voy a criticarte porque no lo mereces,
pero me dejo de ti… porque ahora la oscuridad
ahoga cruelmente a la felicidad;
reclama el trono que un día dejó solo como un acto de piedad... 
  
  
III - Desilusión

Cerca del inevitable final, la inevitable verdad,
sentí los latidos fuertes de mi corazón como si intentara salir de mi;
se llenó lentamente de tristeza que me hizo tiritar; mi voz se hizo débil.
Ahora el vacío de mi alma me termina de consumir.
Ya no puedo evitar pensar cada segundo en ti.

Quizá sea cobarde, pero quiero anestesiar mi mente:
perderme en un oscuro abismo de sueños
o invadirla de sinfonías dolorosas
para que sus melancólicas melodías
me ayuden a liberar la inmensa tristeza que ahora siento.

La desolación, que antes contemplaba tranquilo
desde mi asiento en la oscuridad,
ahora me envuelve. Los detalles me lanzan al suelo.
Mi mente vacía, sin chispas de vida,
estará inmersa en la profunda negrura del mundo sin luz,
cautiva…, perdida.
  
Morgan Le Sorcier. 28-12-09

Nos quitaron

  
«Chile atrapado, preso en las garras del mercado…; su espíritu, pisoteado…».

El instinto sexual-animal de hombres y mujeres suprimieron;
sus vidas cegaron y sus existencias en frascos negros encerraron;
de sus caras lánguidas arrebataron las miradas:
las cambiaron por piedras opacas, hechas de la tristeza
de sus almas atormentadas.

Ellos profanaron sus cuerpos, sus mentes.
Hasta el calor de sus hogares enfriaron
cuando sin permiso, a ellos entraron.
Parece que el dinero ha ganado finalmente.

Pudo ser una tierra hermosa,
llena de color, de riquezas dispersas;
la mezquina intención la ha dejado seca:
ya no crecen aquí ni jazmines ni rosas,
tampoco la honestidad verdosa.

Y usted no sabe
por qué ahora hay más gente sola en el mundo
y padres cada vez menos fecundos.
Yo me pregunto:
si mi espacio apenas alcanza
para mis esperanzas, para mis sueños más profundos
de tantos que junto a mi avanzan,
¿por qué mi alma se siente
cual único ser del universo y la vida existente?
  
Morgan Le Sorcier. 14-12-09