Desde la distancia

  
Abandoné el umbral de la puerta
para adentrarme en la oscuridad.
Era tan denso el manto negro
que parecía poder asfixiar,
pero era tan suave y ligero el viento
que calmaba mi ansiedad
y el trémulo deseo de dar la vuelta.

Caminé por la arboleda moribunda,
sintiendo el crujir de las hojas secas.
Escuché la inmensidad del horizonte distante;
mi espíritu viajó al pasado en instantes
a contemplar todos los hechos de cerca,
que dejaron en la humanidad su marca profunda,
y que ahora se cuentan como historias viejas.

Mientras cruzaba entre las sombras irregulares,
me perdí en un sueño oculto.
Vi el mañana en una historia extravagante
y mi mente quedó abierta al futuro.
Todos los días y a cada momento,
pasan frente a mí, infinidad de fragmentos
del largo y enrevesado sendero incierto.

Todo está en calma; las tibias lágrimas
ruedan por mi rostro hasta caer al vacío.
Lentamente regreso a mi cuerpo;
el caos da paso al susurro del viento.
Vuelvo a caminar por el paisaje sombrío
para mirar de nuevo a las ánimas
desde la distancia de mi ser abatido.

Intenté volver a través de los adoquines
y al poco andar me di cuenta
de que ya no pertenezco a este mundo.
Puedo apreciar todo desde fuera,
pero mi mente está más cerca de los confines
donde yacen los sueños difuntos,
donde las almas perdidas residen... 
  
Morgan Le Sorcier. 24-09-14

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