Convento de sombras - Friede

  
—Friede—

En la penumbra de la habitación, tomó un ungüento
y puso una porción pequeña en su garganta;
su cabeza se desprendió como si hubiese sido cortada;
—Sin Dios, Sin Santa María —dijo antes de tocar el suelo.

Sus orejas se alargaron y convirtieron en alas
y al final de la transformación, era un ave perfecta.
Dio un par de vueltas y salió por la ventana
en búsqueda de su primera muerte violenta.

La primera pretensión fue de una mujer abandonada
que quería vengar, asesinando, la destrucción de su alma.
El hombre dormía en su casa con su nueva consorte.
Friede se posó en el tejado a esperar que dieran las doce.

Llegado el momento final, donde perece el día,
el Chonchón extendió sus alas en toda su anchura;
envió su estridente canto a la «Oscuridad Divina»;
—¡Tue, Tue, Tue! El hombre abrió los ojos mientras moría…

Cumplido el alevoso encargo, volvió al convento.
El eco de su grito característico llenó las calles vacías,
dejando a los que aún no dormían congelados en miedo
al descubrir el germen de la maldición que venía.

De vuelta en su lugar de descanso escondido,
permaneció aleteando sobre su cuerpo decapitado
y comenzó a descender lentamente, cambiando;
se posó y volvió a ser un todo, pero con el cuello herido.

Del arcón tomó un ungüento distinto al primero;
puso un poco en su garganta, se volvió a pegar tras esto.
El brujo, ya exhausto, se tendió en su cama
con los primeros rayos de sol entrando por la ventana.

Ese fatídico día marcó el fin de la tranquilidad;
una ola de damnación, muerte y desolación se abalanzó
sobre todos en esta ciudad, el cielo nos ensombreció
con el odio de los muchos que se pudieron vengar.

Marte es un joven (de los pocos que quedan) costurero.
Su esposa e hija, en manos del nigromante murieron;
por lo que planeó una venganza para deshacerse
de la horda de brujos malditos y su líder, Friede.

Esperó que pasara volando en la noche sobre su casa;
—¡Vuelve Mañana Por Sal! —gritó, mirando al cielo.
Al día siguiente, vino a su puerta; logró distraerlo.
Entregó los restos mortales de las lágrimas ya sin alma.

Mientras, otro humano entraba furtivo al convento
a cambiar el frasco del hechizo para pegar el cuello.
Así, Friede no podría volver a unirse; moriría tras caer,
golpeándose desesperado contra el suelo, una y otra vez.

No regresó del ardid esa noche, el amigo de Marte.
La búsqueda comenzó con la luz y sus primeros haces.
El sol avanzó hasta secar la sangre que aún rueda
desde el cuello hasta su oreja derecha y de ahí gotea…

El infortunado joven fue hallado en el portón del convento
a las seis de la mañana, amarrado, de cabeza y muerto.
No se encontraron culpables tras semanas de investigación;
a pesar de la insistencia de Marte, la policía lo abandonó.

Durante las noches, el Chonchón comenzó a posarse
sobre la rama de un árbol en el patio de Marte;
aparecieron pesadillas donde veía morir a su amigo.
Así, cómo en una película, presenció lo ocurrido.

—Entre sombras, vio cómo saltaba el muro del convento
y cómo cruzaba los patios vacíos entre rezos.
También, vio cómo era seguido por la bruja Morvidra,
guardiana del alma de Friede y asesina divina.

Apenas cruzó la puerta del dormitorio central,
Morvidra se abalanzó sobre él, arrojándolo al suelo.
De un manotazo en el cuello, le hizo un corte mortal;
lo arrastró a la entrada principal y lo colgó como trofeo—.

Marte fue atormentado noche tras noche por Friede;
en las pesadillas, veía cada vez más detalles sangrientos;
hasta que perdió la razón; no soportó el remordimiento
de haber llevado a su amigo, inocente, directo a la muerte…
  
Morgan Le Sorcier. 06-01-15